
Voy a reflexionar sobre los "príncipes" pero no solamente sobre el llamado "príncipe azul" porque, a mi juicio, existen 4 tipos de ellos.
El primero es lo que llamaría tipo Kevin Costner, el príncipe ideal, tremendamente guapo, el rubio, el de los ojos azules, el de los cuentos de hadas y el de los sueños de casi todas las princesas pero el que muy pocas consiguen.
El segundo es el tipo George Clooney, muy guapo también, moreno, ojos grandes, el tipo de príncipe con el que se podría soñar en plan Zar, luchando con los Cosacos hasta conquistar Siberia, el tipo de príncipe que cogería a su princesita por la cintura y la subiría al vuelo a su caballo.
El tercero es el tipo Richard Gere, menos guapo pero no por ello menos atractivo, también moreno, más bajito, ojos oscuros y pequeños pero idealizado hasta límites insospechados por la película Pretty Woman. No sé las veces que yo he visto esta película pero me encanta, sobre todo esa escena en la que ella le dice "quiero el sueño entero" y luego él va a buscarla, montado en limousina en vez de en caballo, pero con las flores y en plan príncipe de cuento.
El cuarto y último es el tipo Dustin Hoffman (el que podríamos llamar el príncipe típico español), es lo que yo llamaría un príncipe de andar por casa, una cara normal, un cuerpo standard, muchas veces con su tripita cervecera, nada en apariencia que destacar, el más común de todos los príncipes.
De este último príncipe hay millones y millones, no tienen castillo pero tienen a su princesa, quizás entrada en kilos y en años pero princesa al fin y al cabo, esperándoles con la sonrisa puesta y el beso dispuesto cuando vuelven de un trabajo muchas veces agotador y mal pagado, ese trabajo que muchas veces es su guerra particular.
Este príncipe no se desplaza en su caballo, lo más normal es que lo haga en un coche modesto que tuvo que pagar a plazos o en metro o autobús pero galopa, lo hace porque su princesa particular siempre lo verá como "su príncipe" porque lo ve como ella quiere verlo, idealizado con los ojos del amor.
No puede colmar a su princesa de joyas impresionantes, ni ofrecerle jardines versallescos para sus paseos pero a ella seguro que no le importa. Su princesa hará de sus 4 macetas y de su pequeño balcón su jardín y de su modesta casa su castillo y lo hará porque, para ella, no existe príncipe mejor que su príncipe de andar por casa ni mejor castillo que su humilde piso y lo hará por una razón muy simple, porque le quiere.
Y para este príncipe, igual que para el rubio de ojos azules, también hay un futuro con princesa, lo demostró Dustin Hoffman con su película "Nunca es tarde para enamorarse", tierna y real donde las haya.
El primero es lo que llamaría tipo Kevin Costner, el príncipe ideal, tremendamente guapo, el rubio, el de los ojos azules, el de los cuentos de hadas y el de los sueños de casi todas las princesas pero el que muy pocas consiguen.
El segundo es el tipo George Clooney, muy guapo también, moreno, ojos grandes, el tipo de príncipe con el que se podría soñar en plan Zar, luchando con los Cosacos hasta conquistar Siberia, el tipo de príncipe que cogería a su princesita por la cintura y la subiría al vuelo a su caballo.
El tercero es el tipo Richard Gere, menos guapo pero no por ello menos atractivo, también moreno, más bajito, ojos oscuros y pequeños pero idealizado hasta límites insospechados por la película Pretty Woman. No sé las veces que yo he visto esta película pero me encanta, sobre todo esa escena en la que ella le dice "quiero el sueño entero" y luego él va a buscarla, montado en limousina en vez de en caballo, pero con las flores y en plan príncipe de cuento.
El cuarto y último es el tipo Dustin Hoffman (el que podríamos llamar el príncipe típico español), es lo que yo llamaría un príncipe de andar por casa, una cara normal, un cuerpo standard, muchas veces con su tripita cervecera, nada en apariencia que destacar, el más común de todos los príncipes.
De este último príncipe hay millones y millones, no tienen castillo pero tienen a su princesa, quizás entrada en kilos y en años pero princesa al fin y al cabo, esperándoles con la sonrisa puesta y el beso dispuesto cuando vuelven de un trabajo muchas veces agotador y mal pagado, ese trabajo que muchas veces es su guerra particular.
Este príncipe no se desplaza en su caballo, lo más normal es que lo haga en un coche modesto que tuvo que pagar a plazos o en metro o autobús pero galopa, lo hace porque su princesa particular siempre lo verá como "su príncipe" porque lo ve como ella quiere verlo, idealizado con los ojos del amor.
No puede colmar a su princesa de joyas impresionantes, ni ofrecerle jardines versallescos para sus paseos pero a ella seguro que no le importa. Su princesa hará de sus 4 macetas y de su pequeño balcón su jardín y de su modesta casa su castillo y lo hará porque, para ella, no existe príncipe mejor que su príncipe de andar por casa ni mejor castillo que su humilde piso y lo hará por una razón muy simple, porque le quiere.
Y para este príncipe, igual que para el rubio de ojos azules, también hay un futuro con princesa, lo demostró Dustin Hoffman con su película "Nunca es tarde para enamorarse", tierna y real donde las haya.