
D. José Blanco, nuestro ministro de fomento, se ha despachado hoy con una cantidad de “perlas” impresionante como, por otra parte, es más que habitual en él. Una de sus arengas ha sido llamar “al combate” en Andalucía contra “las mentiras” que, según él, difunde el PP sobre las presuntas irregularidades económicas de la Junta de Andalucía.
Aunque me apetece mucho, no voy a escribir de las “presuntas irregularidades” porque me endemonio, me sube la tensión y me dan ganas de hacerme objetora fiscal como mínimo pero, digo yo, si este es un país libre y el Sr. Blanco llama “al combate”, ¿qué me impide a mí llamar “a las barricadas” contra ciertos miembros de nuestro Gobierno?.
Eso sí, yo quiero llamar “a las barricadas” sólo por un tema lingüistico, para reivindicar que, de una vez por todas, se dejen de inventar palabras, de pronunciar y escribir mal nuestro rico idioma, de tener faltas de ortografía en sus blogs y, en definitiva, para que tengan la decencia de representarnos dignamente y el que no sepa “torear” que se quede en su casa y no se ponga el traje de luces y entre al ruedo, sea del partido que sea.
Estoy harta, y como yo supongo que muchísima otra gente, de oír y leer “miembra”, “conyugüe”, “corruto”, “ación“, “otorgar el plazo de la duda”, “encuentros interplanetarios”, "me falta conocimiento, me falta un cuerpo como el de Claudia Schiffer. Pero qué le vamos a hacer. Es lo que hay" y un largo etcétera de barbaridades lingüísticas de boca de Aído, Blanco, Pajín y Chamosa por citar a algunos. Así que, sacando mi vena revolucionaria, llamo a “las barricadas” para exigirle a nuestros políticos un mínimo de educación y conocimientos y, si no los cumplen, pues sencillamente que no se presenten y se dediquen a lo que sepan hacer, que todos los trabajos son absolutamente dignos pero exigen preparación, porque lo que no es en absoluto lógico es que, aparte de destrozar el país, se inventen palabras cada dos por tres como hoy sin ir más lejos, que el Sr. Blanco ha inventado la palabra “anarcoide” y, no conforme con ello, la ha metido en el contexto de una frase que, a pesar de constar de sólo tres palabras, no tenía desperdicio alguno; concretamente ha dicho: “Unos personas anarcoides”.
Cuando lo he escuchado botaba de la silla, lo confieso, ¿desde cuando personas es masculino?, y que no me venga nadie diciéndome que era un “lapsus linguae” porque este señor es un puro lapsus cada vez que abre la boquita.
Así que, al más puro estilo anarcosindicalista y con mis disculpas a Wacław Święcicki, el autor del poema tantas veces cantado, ahí va mi versión de “a las barricadas”:
Negras tormentas agitan la lengua
lenguas incultas nos impiden leer
aunque nos espere la multa más fuerte
contra el enemigo nos llama el deber.
Un bien muy preciado es la claridad
hay que defenderla con fe y valor.
Alza la bandera revolucionaria,
que, del triunfo lingüístico, nos lleve en pos.
Alza la bandera revolucionaria,
que, del triunfo lingüístico, nos lleve en pos.
!En pie todo el mundo, a la batalla!
!Hay que derrocar a la incorrección!.
!A las barricacas!, !A las barricadas!
por el triunfo de la corrección
!A las barricacas!, !A las barricadas!
por el triunfo de la corrección.
Aunque me apetece mucho, no voy a escribir de las “presuntas irregularidades” porque me endemonio, me sube la tensión y me dan ganas de hacerme objetora fiscal como mínimo pero, digo yo, si este es un país libre y el Sr. Blanco llama “al combate”, ¿qué me impide a mí llamar “a las barricadas” contra ciertos miembros de nuestro Gobierno?.
Eso sí, yo quiero llamar “a las barricadas” sólo por un tema lingüistico, para reivindicar que, de una vez por todas, se dejen de inventar palabras, de pronunciar y escribir mal nuestro rico idioma, de tener faltas de ortografía en sus blogs y, en definitiva, para que tengan la decencia de representarnos dignamente y el que no sepa “torear” que se quede en su casa y no se ponga el traje de luces y entre al ruedo, sea del partido que sea.
Estoy harta, y como yo supongo que muchísima otra gente, de oír y leer “miembra”, “conyugüe”, “corruto”, “ación“, “otorgar el plazo de la duda”, “encuentros interplanetarios”, "me falta conocimiento, me falta un cuerpo como el de Claudia Schiffer. Pero qué le vamos a hacer. Es lo que hay" y un largo etcétera de barbaridades lingüísticas de boca de Aído, Blanco, Pajín y Chamosa por citar a algunos. Así que, sacando mi vena revolucionaria, llamo a “las barricadas” para exigirle a nuestros políticos un mínimo de educación y conocimientos y, si no los cumplen, pues sencillamente que no se presenten y se dediquen a lo que sepan hacer, que todos los trabajos son absolutamente dignos pero exigen preparación, porque lo que no es en absoluto lógico es que, aparte de destrozar el país, se inventen palabras cada dos por tres como hoy sin ir más lejos, que el Sr. Blanco ha inventado la palabra “anarcoide” y, no conforme con ello, la ha metido en el contexto de una frase que, a pesar de constar de sólo tres palabras, no tenía desperdicio alguno; concretamente ha dicho: “Unos personas anarcoides”.
Cuando lo he escuchado botaba de la silla, lo confieso, ¿desde cuando personas es masculino?, y que no me venga nadie diciéndome que era un “lapsus linguae” porque este señor es un puro lapsus cada vez que abre la boquita.
Así que, al más puro estilo anarcosindicalista y con mis disculpas a Wacław Święcicki, el autor del poema tantas veces cantado, ahí va mi versión de “a las barricadas”:
Negras tormentas agitan la lengua
lenguas incultas nos impiden leer
aunque nos espere la multa más fuerte
contra el enemigo nos llama el deber.
Un bien muy preciado es la claridad
hay que defenderla con fe y valor.
Alza la bandera revolucionaria,
que, del triunfo lingüístico, nos lleve en pos.
Alza la bandera revolucionaria,
que, del triunfo lingüístico, nos lleve en pos.
!En pie todo el mundo, a la batalla!
!Hay que derrocar a la incorrección!.
!A las barricacas!, !A las barricadas!
por el triunfo de la corrección
!A las barricacas!, !A las barricadas!
por el triunfo de la corrección.