
Si algo tiene la historia es que siempre se repite, por eso es importante conocerla y tratar de hacer los cambios necesarios para que no sean tan traumáticos, hoy me quiero referir al caso del emperador Romano Nerón.
En el año 64 E. C., gran parte de la ciudad de Roma fue pasto de las llamas. Nerón mientras tocaba el arpa culpaba del desastre a los cristianos para acallar los rumores que lo culpaban a él, y esta acusación desencadenó una terrible persecución. ¿Prendió fuego a la ciudad como excusa para reedificarla con mayor magnificencia y darle el nombre de Nerópolis en su honor?, ¿O le influyó la emperatriz Popea, prosélita judía conocida por su odio a los cristianos? Los investigadores no están seguros, pero las consecuencias fueron espantosas.
El historiador romano Tácito dice: “A su suplicio se unió el escarnio, de manera que perecían desgarrados por los perros tras haberlos hecho cubrirse con pieles de fieras, o bien clavados en cruces, al caer el día, eran quemados de manera que sirvieran como iluminación”, antorchas humanas para iluminar los jardines imperiales. Tácito, que no simpatizaba con los cristianos, añade: “Aunque fueran culpables y merecieran los máximos castigos, provocaban la compasión, ante la idea de que perecían no por el bien público, sino por satisfacer la crueldad de uno solo: "Nerón".
Aunque Nerón logró su propósito al acusar a los cristianos de la destrucción de Roma, nunca los proscribió ni prohibió la práctica de la religión cristiana en el Imperio. Entonces, ¿por qué los persiguieron los romanos?. Porque “las pequeñas comunidades cristianas, con su piedad y su decoro, constituían una constante censura para el mundo pagano ávido de placeres”. Dijo el historiador Will Durant.
El contraste entre el cristianismo y el derramamiento de sangre de los combates de gladiadores romanos difícilmente podía ser mayor. Los romanos no podían perder esa oportunidad de librarse de los cristianos y de este modo calmar su conciencia.
Como potencia mundial, Roma parecía invencible. Los romanos creían que una razón de su poderío militar era su adoración a todas las deidades. Por este motivo se les hacía difícil comprender la exclusividad del monoteísmo cristiano y su rechazo de todos los demás dioses, incluida la adoración al emperador. No es de extrañar que Roma viera en el cristianismo una influencia que podía socavar los mismos fundamentos del imperio.
El paralelo de Nerón, bajo mi punto de vista, lo encontramos hoy en el Señor D. José Luis Rodríguez Zapatero.
Este Señor parece un iluminado, como en su tiempo lo fue Nerón, mientras el tocaba el arpa, Roma ardía en llamas, de la misma manera mientras España esta en la completa ruina con casi 5 millones de parados y una tasa del paro juvenil en algunas ciudades de mas del 50%. Este señor sigue culpando de todos los males en primer lugar a la crisis mundial y en segundo lugar a la derecha más reaccionaria.
No sabemos si, en su locura, quiere cambiar como Nerón quiso cambiar Roma en Neropolis y el señor José Luis quiere cambiar España en zapateropolis.
Tampoco sabemos si la esposa y soprano del Señor José Luis (Sonsoles Espinosa) es la Emperatriz Popea Sabina, la que tanto odio manifestó por los cristianos de Roma y es culpable también de la ruina en la que se esta convirtiendo este país.
Sólo el tiempo lo dirá, pero de lo que si estamos seguros, y así la historia lo demuestra, es que Nerón pasó por ser un emperador cruel en su locura, así, de la misma manera, el Señor José Luis pasara a la historia y España seguirá existiendo, lo mismo que siguió existiendo Roma.
Paro ya sí sabemos algo, por lo que se le conocerá siempre y es por haber sido el peor presidente de toda la democracia.
Con las palabras que dijo el otro día el Señor José Luis, al decir que la culpa de todo la tiene la crisis mundial y no reconocer sus propios errores, se ha suicidado políticamente, tal y como hizo el propio Nerón al ver que había ya sublevados que querían acabar con su vida, lo mismo que ya esta ocurriendo dentro de su partido Político, hay muchos que lo tienen ya en gana.
Antes de expirar, el Emperador aún tuvo humor para afirmar: ¡qué gran artista pierde el mundo!.
Sí, qué gran artista pierde España y el mundo. Adiós a la confluencia interplanetaria. Vaya usted con Dios si es que cree en El .Señor D, José Luis Rodríguez Zapatero. El iluminado.
En el año 64 E. C., gran parte de la ciudad de Roma fue pasto de las llamas. Nerón mientras tocaba el arpa culpaba del desastre a los cristianos para acallar los rumores que lo culpaban a él, y esta acusación desencadenó una terrible persecución. ¿Prendió fuego a la ciudad como excusa para reedificarla con mayor magnificencia y darle el nombre de Nerópolis en su honor?, ¿O le influyó la emperatriz Popea, prosélita judía conocida por su odio a los cristianos? Los investigadores no están seguros, pero las consecuencias fueron espantosas.
El historiador romano Tácito dice: “A su suplicio se unió el escarnio, de manera que perecían desgarrados por los perros tras haberlos hecho cubrirse con pieles de fieras, o bien clavados en cruces, al caer el día, eran quemados de manera que sirvieran como iluminación”, antorchas humanas para iluminar los jardines imperiales. Tácito, que no simpatizaba con los cristianos, añade: “Aunque fueran culpables y merecieran los máximos castigos, provocaban la compasión, ante la idea de que perecían no por el bien público, sino por satisfacer la crueldad de uno solo: "Nerón".
Aunque Nerón logró su propósito al acusar a los cristianos de la destrucción de Roma, nunca los proscribió ni prohibió la práctica de la religión cristiana en el Imperio. Entonces, ¿por qué los persiguieron los romanos?. Porque “las pequeñas comunidades cristianas, con su piedad y su decoro, constituían una constante censura para el mundo pagano ávido de placeres”. Dijo el historiador Will Durant.
El contraste entre el cristianismo y el derramamiento de sangre de los combates de gladiadores romanos difícilmente podía ser mayor. Los romanos no podían perder esa oportunidad de librarse de los cristianos y de este modo calmar su conciencia.
Como potencia mundial, Roma parecía invencible. Los romanos creían que una razón de su poderío militar era su adoración a todas las deidades. Por este motivo se les hacía difícil comprender la exclusividad del monoteísmo cristiano y su rechazo de todos los demás dioses, incluida la adoración al emperador. No es de extrañar que Roma viera en el cristianismo una influencia que podía socavar los mismos fundamentos del imperio.
El paralelo de Nerón, bajo mi punto de vista, lo encontramos hoy en el Señor D. José Luis Rodríguez Zapatero.
Este Señor parece un iluminado, como en su tiempo lo fue Nerón, mientras el tocaba el arpa, Roma ardía en llamas, de la misma manera mientras España esta en la completa ruina con casi 5 millones de parados y una tasa del paro juvenil en algunas ciudades de mas del 50%. Este señor sigue culpando de todos los males en primer lugar a la crisis mundial y en segundo lugar a la derecha más reaccionaria.
No sabemos si, en su locura, quiere cambiar como Nerón quiso cambiar Roma en Neropolis y el señor José Luis quiere cambiar España en zapateropolis.
Tampoco sabemos si la esposa y soprano del Señor José Luis (Sonsoles Espinosa) es la Emperatriz Popea Sabina, la que tanto odio manifestó por los cristianos de Roma y es culpable también de la ruina en la que se esta convirtiendo este país.
Sólo el tiempo lo dirá, pero de lo que si estamos seguros, y así la historia lo demuestra, es que Nerón pasó por ser un emperador cruel en su locura, así, de la misma manera, el Señor José Luis pasara a la historia y España seguirá existiendo, lo mismo que siguió existiendo Roma.
Paro ya sí sabemos algo, por lo que se le conocerá siempre y es por haber sido el peor presidente de toda la democracia.
Con las palabras que dijo el otro día el Señor José Luis, al decir que la culpa de todo la tiene la crisis mundial y no reconocer sus propios errores, se ha suicidado políticamente, tal y como hizo el propio Nerón al ver que había ya sublevados que querían acabar con su vida, lo mismo que ya esta ocurriendo dentro de su partido Político, hay muchos que lo tienen ya en gana.
Antes de expirar, el Emperador aún tuvo humor para afirmar: ¡qué gran artista pierde el mundo!.
Sí, qué gran artista pierde España y el mundo. Adiós a la confluencia interplanetaria. Vaya usted con Dios si es que cree en El .Señor D, José Luis Rodríguez Zapatero. El iluminado.