En los últimos días, con la supuesta implicación de Urdangarín en una trama de corrupción que, por descontado, espero que se investigue debidamente y que, de resultar cierta su implicación como todo parece apuntar, se le juzgue y no se vaya de rositas parece que se están recrudeciendo los ataques a nuestra monarquía.
Por mi parte, siempre he considerado a nuestro Rey como una especie de relaciones públicas muy bien pagado y, también, como una especie de último recurso por si todo falla, algo así como lo que, a mi juicio, pasó la noche del 23-F, el salir a dar la cara y decir un "aquí estoy yo y esto no se mueve".
También me gustó mucho de él aquel "¿y por qué no te callas?" dirigido a Chavez, porque es que alguien tenía que decírselo y, por lo visto, ninguno se atrevía. Así que, con independencia de la oportunidad o no, de si estaba o no legitimado para decírselo, a mí se me "rieron los huesos" al oírselo y, aunque imagino que aquello sólo fue un impulso por su parte, no pude por menos que decir para mí: "olé tus cojones".
Aún a sabiendas que la monarquía es algo que está así como "demodée", tampoco entiendo los ataques continuos de cierto sectores a la nuestra en particular y a la monarquía en general, máxime cuando de esos mismos sectores no sale una palabra en contra de lo que yo llamo las otras monarquías, de las monarquías absolutas de izquierdas que, disfrazadas de democracia, existen en ciertos países con el beneplácito y los parabienes de toda la progresía que critica a las otras.
Y, aunque no tengo por costumbre (porque no pago impuestos allí y considero que no debo) citar o criticar a ningún otro país que no sea España, hoy citaré dos a título de ejemplo: Cuba y Corea del Norte, cuyos dirigentes y familia se han perpetuado en el poder al más puro estilo de una monarquía absoluta, pasándose las libertades y los derechos humanos por el forro de los cataplines, y a los que todo este sector no critica. A Cuba porque el amiguete Fidel es la leche para según quién y a Corea del Norte supongo que porque no hay huevos.
Pero, volviendo a Urdangarín, creo que le está haciendo un flaco favor a la monarquía con su ambigüedad porque si es inocente debería dejarlo claro cuanto antes, y si es culpable reconocerlo y someterse al dictamen de la justicia; el suyo es un caso de los que no admiten ni demora ni silencio porque el prestigio que se cuestiona y prejuzga no es sólo el suyo, hay mucho en juego.
Por otra parte y para terminar, diré que con el asunto de la corrupción España se está poniendo peor que los establos de Augías y nos va a hacer falta un Hércules para limpiarla y, por hacer un símil, abrirla en canal y dejar que corra el agua de los ríos por ella.
Por mi parte, siempre he considerado a nuestro Rey como una especie de relaciones públicas muy bien pagado y, también, como una especie de último recurso por si todo falla, algo así como lo que, a mi juicio, pasó la noche del 23-F, el salir a dar la cara y decir un "aquí estoy yo y esto no se mueve".
También me gustó mucho de él aquel "¿y por qué no te callas?" dirigido a Chavez, porque es que alguien tenía que decírselo y, por lo visto, ninguno se atrevía. Así que, con independencia de la oportunidad o no, de si estaba o no legitimado para decírselo, a mí se me "rieron los huesos" al oírselo y, aunque imagino que aquello sólo fue un impulso por su parte, no pude por menos que decir para mí: "olé tus cojones".
Aún a sabiendas que la monarquía es algo que está así como "demodée", tampoco entiendo los ataques continuos de cierto sectores a la nuestra en particular y a la monarquía en general, máxime cuando de esos mismos sectores no sale una palabra en contra de lo que yo llamo las otras monarquías, de las monarquías absolutas de izquierdas que, disfrazadas de democracia, existen en ciertos países con el beneplácito y los parabienes de toda la progresía que critica a las otras.
Y, aunque no tengo por costumbre (porque no pago impuestos allí y considero que no debo) citar o criticar a ningún otro país que no sea España, hoy citaré dos a título de ejemplo: Cuba y Corea del Norte, cuyos dirigentes y familia se han perpetuado en el poder al más puro estilo de una monarquía absoluta, pasándose las libertades y los derechos humanos por el forro de los cataplines, y a los que todo este sector no critica. A Cuba porque el amiguete Fidel es la leche para según quién y a Corea del Norte supongo que porque no hay huevos.
Pero, volviendo a Urdangarín, creo que le está haciendo un flaco favor a la monarquía con su ambigüedad porque si es inocente debería dejarlo claro cuanto antes, y si es culpable reconocerlo y someterse al dictamen de la justicia; el suyo es un caso de los que no admiten ni demora ni silencio porque el prestigio que se cuestiona y prejuzga no es sólo el suyo, hay mucho en juego.
Por otra parte y para terminar, diré que con el asunto de la corrupción España se está poniendo peor que los establos de Augías y nos va a hacer falta un Hércules para limpiarla y, por hacer un símil, abrirla en canal y dejar que corra el agua de los ríos por ella.