
El texto que tenéis a continuación está escrito por Manasés y por mí, suya es la prosa mío es el verso, es otra pequeña muestra de nuestra particular visión de otro trocito de historia:
Corría el año 1483, reinaban en aquel tiempo los reyes católicos, Isabel y Fernando en el reino de España. Para ese tiempo fue nombrado inquisidor general, un fraile dominico llamado Tomás de Torquemada. Este señor, por llamarlo de alguna manera, era, irónicamente, descendiente de judíos. La idea era conservar la pureza de la fe católica, pero su crueldad para con los sospechosos de la fe no tuvo límites.
Para ese tiempo el vicario de cristo era el Papa Sixto IV, quien elogió al fraile por, según el: “haber encaminado vuestro celo a esas materias que contribuyen a la alabanza a Dios”
Con el tiempo este Papa se murió y bien muerto que se quedó.
A final del siglo quince
con Isabel y Fernando,
Los Católicos, reinando
hubo un fraile un poco lince
de Isabel fue confesor,
de joven allá en Segovia,
luego, gracias a su labia,
fue nombrado Inquisidor
y este fraile dominico,
descendiente de judíos,
la tomó con los impíos
y se volvió paranoico
siendo Papa Xixto cuarto,
le alababa su crueldad,
su falta de humanidad,
y las torturas de infarto.
Su sucesor, el Papa Alejandro VI, asustado por los excesos de Torquemada, trató de minimizar su poder mediante el nombramiento de otros inquisidores, pero no le sirvió de mucho, el fraile continuó con su poder absoluto durante 15 años, se cree que mas de 114.000 fueron sus victimas, de las cuales, según los registros existentes, 10.200 terminaron en la hoguera y, según la Enciclopedia Británica, fueron miles las personas que huyeron a otros países sin contar los que fueron encarcelados, torturados y desposeídos de sus bienes.
Cuando el Papa se murió,
y le sucedió Alejandro,
quiso anular el engendro
que su antecesor "parió"
más tanto era su poder,
que quince años más siguió
y más de cien mil apresó
y mucho hizo padecer
algunos fueron libertos,
de sanbenito cargados,
y sus bienes requisados,
mas unos diez mil doscientos
terminaron en la hoguera,
murieron asados vivos,
ante pueblos efusivos,
que exhibían necia ceguera,
y callaban y gozaban,
viendo morir a esta gente
en nombre, supuestamente,
de la fe que promulgaban.
Parece ser que este personaje estaba convencido que su labor era parte de su servicio a Cristo. ¿Por qué pensamos de esta manera?: "Porque la doctrina de la iglesia católica justificaba sus actos".
Cristo sin embargo ya advirtió que el celo mal dirigido incluso llevaría a muchas personas a matar gente inocente, imaginando que estaban rindiendo servicio sagrado a Dios. (Juan 16:2) “Los expulsarán de la sinagoga. De hecho, viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios”.
Los métodos de Torquemada muestras las trágicas consecuencias de un celo mal conducido, endurecido por la intolerancia.
En su libro "Vicarios de Cristo. La cara oculta del Papado", Peter De Rosa dice de los inquisidores: “En nombre del papa, fueron los responsables del asalto más atroz y prolongado contra la dignidad humana de la historia de la humanidad”.
El tío estaba convencido
de la barbarie que hacía,
"Yo sirvo a Cristo", decía,
pues para ello he nacido.
Cristo ya lo había advertido,
ya dijo en la Biblia Juan
que tiempos malos vendrían
y, creyendo haber rendido,
a Dios servicios sagrados,
de la Iglesia expulsarían
y más tarde matarían
a inocentes acusados.
Y la Iglesia, equivocada,
justificaba sus actos
pues, envuelta en grandes fastos,
prepotente y ofuscada,
se alejó de la verdad
y se volvió intolerante,
tan corrupta y tan distante,
que olvidó la dignidad
y, en el nombre de la fe,
"luchando" por protegerla,
hicieron una gran burla
del mandato de su "Jefe".
El 10 de diciembre de 1948, nació la carta de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por las Naciones Unidas. En su artículo 18 reconoce el “derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”, lo que incluye la libertad de cambiar de religión, así como de enseñarla y practicarla.
Aunque muchos católicos se lamenten ahora de la intolerancia religiosa de hace mas de 500 años, ¿ha cambiado algo? Ya no se quema a la gente en la hoguera, pero muchos llamados cristianos siguen violando y matando a los fieles de otras religiones. Esa intolerancia no agrada a Dios. De hecho, Jesucristo, el único que refleja a la perfección la personalidad de Dios, declaró: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:35).
Con los Derechos Humanos,
libertad de religiones,
pensamiento y opiniones
en teoría ya tenemos
ahora muchos se lamentan
de la "Santa Inquisición",
sus "actos de contrición"
no quieren que se repitan,
más la triste realidad
es que, aunque ya no se quemen,
muchas personas padecen
muertes y cautividad,
persecuciones y odios
por creer a su manera,
por tener como bandera
sus creencias y a su Dios.
Escrito por Manasés y María