¡Qué malos son los hipopótamos!

Hoy he conocido el detalle de las últimas subvenciones que, una vez ganadas las elecciones por el PP, es decir, cuando por ética ya no se debía meter mano a la caja, tuvo a bien conceder nuestra querida Trini por un total de 63 millones de euros, subvenciones a cual más peregrina y prescindible y entre las que destacan los 293.889€ destinados a "Mejora de la producción agrícola mediante la resolución de conflictos con los hipopótamos en Guinea-Bissau".

Y yo, que me declaro cada día que pasa más tonta, no alcanzo a comprender ni la necesidad ni la oportunidad de absolutamente ninguna de estas subvenciones con la que está cayendo en España. Porque en este país, como dicen ellos porque son incapaces de sentir España y hasta el nombre les es impronunciable aunque sí han sabido arruinarla, hay gente, mucha gente, que está pasando hambre y necesidad, hay un desahucio cada 8 minutos, se quedan en la puñetera calle 180 familias diariamente y otras o comen de Cáritas o se quitan el hambre a guantazos.

Por ello, por las necesidades que tienen una gran parte de los españoles, es tremendamente vergonzoso que gente como Trinidad Jimenez se dedique, sonrisa en ristre, a esquilmar las cuentas de España en imbecilidades varias; en realidad es mucho más que vergonzoso, es una traición como la copa de un pino de grande porque nada legitima a los políticos, sean del signo que sean, para tirar el dinero en gilipolleces habiendo personas con necesidad, personas que, además, en su momento pagaron impuestos y les pagaron parte de su sueldo.

El problema, como siempre, es que aquí se va todo el mundo de rositas y hagan lo que hagan jamás se les irá la sonrisita de la cara, y no es porque tengan un tic nervioso, ni mucho menos, es que se ríen de nosotros.

Porque, honradamente, a mí me importan tres leches los conflictos con los hipopótamos en Guinea, en realidad me importan tanto como si quieren elegir a Pepepótamo de enlace sindical y liberarlo o si les molestan los hipopótamos que les peguen dos tiros a cada uno y a tomar por saco la especie. Otra cosa es que aquí sobrara dinero a espuertas y entonces sí, a barrer por ahí las casas que hiciera falta, pero, de momento y estando como estamos, primero a barrer la nuestra y luego las ajenas.