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10 febrero 2011

La mujer del César


Contaba Plutarco en sus "Vidas Paralelas" que Julio César repudió a su primera mujer, Pompeya, por el hecho de que Publio Clodio, un jovencito, estaba enamorado de ella y se introdujo en su casa disfrazado de mujer para participar en la fiesta de la Buena Diosa, dedicada sólo a las mujeres, e intentar seducirla.

Julio César, a pesar de estar seguro de que ella no había cometido ninguna infidelidad, la repudió con la frase: "La mujer del César no sólo tiene que ser honesta, también tiene que parecerlo" y se divorció de ella para, a continuación, casarse con Calpurnia que era 20 años más joven que él.

Publio Clodio, en contra de toda lógica, fue absuelto de sus acusaciones de profanación porque Julio César no aportó ninguna prueba en su contra durante el juicio al que fue sometido y ganó así un aliado político.

Hecha la referencia histórica del origen de la frase, me pregunto cuantas mujeres han sufrido en sus carnes lo de "la mujer del César" y no precisamente por parte de su César sino de cualquiera que, "investido" de no se qué derecho y olvidándose de su, normalmente, propia y miserable vida, se crea con la facultad de injuriarlas y calumniarlas.

Todo ello, claro, sin pararse a pensar que a la mujer del César también la ha parido una madre y que, al igual que los "investidos e investidas" tiene familia, una vida, con sus gozos y sus penas y tiene sentimientos. Sentimientos de amor, de amistad y de lo que le de la gana que para eso son suyos y, mientras no interfieran en la vida de los demás, los manifiesta y los vive como le viene en gana y son perfectamente respetables.

Pompeya obviamente ya no lo conoció pero, para aquellas que se hayan sentido en alguna ocasión "la mujer del César", les viene al pelo el siguiente poema de Rubén Darío" que a mí, personalmente, me encanta:

Puede una gota de lodo
sobre un diamante caer;
puede también de este modo
su fulgor oscurecer;
pero aunque el diamante todo
se encuentre de fango lleno,
el valor que lo hace bueno
no perderá ni un instante,
y ha de ser siempre diamante
por más que lo manche el cieno.

4 COMENTARIOS:

El refugio de mis sueños dijo...

Lamentablemente amiga María...Aún en el siglo XXI...Todavía hay por ahí mucho Julio Cesar suelto.
Gracias a Dios...La entidad de la mujer como persona y como mujer cada vez es más reconocida...Gracias al esfuerzo y la lucha que ellas y sus asociaciones vienen manteniendo durante años.
Precioso el poema de Rubén Darío...Muchos besitos

El Drac dijo...

No es un diamante bueno
la tersa carne de mujer,
que la hace gema el amor
de quien la supo bien querer;
mas, si se presta a juegos núbiles
y los calla por placer,
justo es que quien se unió a ella
la reclame en su proceder;
porque algunos
no queremos la mujer de muchos,
aunque a otros les siente bien;
y aunque sea la nueva moda
algunos aún nos casamos,
y enamorados deseamos
a una sola mujer.

Un gran abrazo

María dijo...

Gracias José, me encanta Rubén Darío.

Besos

María dijo...

El Drac, muchas gracias, es precioso el poema.

Besos