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17 agosto 2011

El accidente de la Iguana


Hoy, dándome una vuelta por los blogs que leo habitualmente, creo haber percibido tristeza, de algunos me he salido incluso con mal sabor de boca, así que dejo para otro día lo que tenía pensado poner hoy y pongo esta payasada-vivencia que, aunque la publiqué hace tiempo en el otro blog, muchos de vosotros no la habéis leído.

Hoy me han vuelto a echar en cara mis hijos el "accidente" de la iguana que tuvieron de mascota. Como es de rigor, me he defendido con uñas y dientes y he reiterado mi inocencia y mi absoluta falta de responsabilidad con respecto a su muerte.

La iguana llegó un día a casa sin pedir permiso ni avisar de la mano de mi marido, regalo de un primo suyo. Venía con su casita y todo, un terrario muy mono, con su recipiente para agua, otro para comida, piedrecitas, y hasta con plantas artificiales para que la iguana pensara que estaba en alguna selva.

A mí, excepto los perros que son mi pasión, no me gustan especialmente los animalitos de compañía y lo de la iguana no es que me hiciera demasiada gracia pero me dije: "bueno, ya que está aquí ¿qué vamos a hacer?, la adoptaremos".

Desde el primer momento nos medimos con la mirada y yo supe que no le caía bien al bicho, es de esas cosas instintivas o quizás fue su forma de mirarme. En realidad creo que era hembra y que me cogió manía porque ella me miraba a los ojos y me veía las pestañas y, como ella no tenía, pues eso, que ya sabemos que la envidia es muy mala. El caso es que me miraba amenazante y como diciéndome: "te la tengo jurada".

Como es de rigor, cuando se pasó la novedad, aquí la que se encargaba de limpiar el terrario y darle de comer a la iguana era yo, comía incluso de mi mano, pedacitos de lechuga y demás hierbas, le compré hasta una piedra calefactora en cuanto llegó el mal tiempo para que no pasara frío y se pasaba todo el día encima hecha una reina, estaba mejor que los perros de la Preysler, me faltó hacerle al bicho la tarjeta del Corty.

En cuanto a la limpieza, yo tenía el convencimiento o la manía de que la iguana muy curiosa no era y aquello a mí me olía mal constantemente, así que lejía y amoníaco al canto con el terrario y la piedra calefactora. Les decía a mis hijos: "sacadme el bicho del terrario que voy a desinfectarlo" y dicho y hecho, lo limpiaba todo meticulosamente, lo desinfectaba con lejía y volvían a meterla en el terrario.

Hice mil veces la misma operación pero un día, al poco de limpiarla, Diosssssss qué olor a bicho quemado, ¿qué habrá pasado aquí?, nos dijimos, y, cuando llegamos al origen de lo que se quemaba, resulta que era la iguana que se estaba achicharrando en la piedra calefactora, parecía un pescado a la plancha y mira que olía mal la puñetera.

Me acusaron, ¿cómo no? (siempre es bueno que alguien se lo cargue todo), de haberla matado subrepticiamente con el método de no secar bien la piedra calefactora después de limpiarla con lejía y me decían: "¿qué pasa, que tú no sabes que la lejía es electroconductora?". Naturalmente lo negué todo y así sigo, negándolo, jamás confesé, tan sólo les dije por última vez: "sacadme el bicho asado este de aquí que voy a desinfectar todo esto".

11 COMENTARIOS:

Rosana Martí dijo...

Que muerte más horrible pobre bicho, hay miles de accidentes al día y a la pobre o pobre bicho le llegó la hora de partir.

Un besote recién sacadito de mi alma, tú si que eres un encanto, yo solo observo y aprendo. Pasa un feliz día, y no te preocupes si no dejas nada en mis entradas, lo primero eres tú María, y no me rechistes que te veo venir. ^_^

TORO SALVAJE dijo...

Supongo que no os la comeríais?

:P

Siento lo del mal sabor de boca por la tristeza de los blogs.

Besos.

Lola dijo...

Hola María, en verdad que los hijos a veces nos culpan de cosas que pasan sin querer pero…
A mi me paso lo mismo con las pirañas de mi hijo, también hice un escrito, pero he de decir que en mi caso lo provoque, mi hijo cada día echaba de comer a sus pirañas peces de mi acuario, y yo empecé a matar a sus pirañas, así son las cosas…
Es que estos chicos se volvieron muy exóticos con las mascotas, antes lo mas normal eran los perros, ahora…¡¡¡ ya no puedo con la vida!!!
Un beso amiga, no hagas caso de nada.

José Antonio del Pozo dijo...

Historia de una iguana malhadada, al fin y al cabo te tocaba a ti limpiar todo aquello.
Saludos blogueros, María

Luján Fraix dijo...

QUE HORRIBLE MUERTE POBRE ANIMAL, AUNQUE TE CONFIESO QUE NO ME GUSTAN Y MENOS TENERLA DE MASCOTA.
EN EL CAMPO SOLÍA VERLAS CUANDO IBA A LA CASITA QUE TENGO...
UFFFFFFFFF ME ATERRABA.

BESITOS

PD OJALÁ QUE NO HAYA SIDO MI SITIO EL QUE TE DIO TRISTEZA.

Carolina dijo...

Eres inocente, claro que si. Mi dulce María, pienso que yo no tendría un bicho de esos como mascota, nada más de verle la cara me asusto jajajjjajajajajajja

Pobrecilla, se electrocutó sin querer. Era su día.

Ya pasará lo de los blogs melancólicos. Es verdad, a veces nos contagian la tristeza, porque apreciamos a esas personitas, y se les coge un cariño, sin conocerlas.

Anímate guapa. Que esta noche volaré como una bruja, para que gane el Barça. No les cuentes a tus hijos... jajajajajajjaja sé que son del Madrid.

Besitos mi niña.

* Inés * dijo...

Es que María, yo tampoco sabía esa propiedad de la lejía.
Pobreta iguana (y mártir), murió como San Lorenzo, sin que nadie tuviera culpa.
Supongo el mal trago que te llevaste, por el deceso y por las recriminaciones de tus hijos.
Queda la anécdota ya, que todos sabemos tu buen corazón y lo "espejadica" que eres fué un efecto colateral.
No se hable más.
Me he reído imaginando tu carita y la de tus hijos, ante la iguana chamuscada, de cuerpo presente.
Besitos María.

Rosi dijo...

¡Ay María! pobre bichito pero que pasa ¿no se daba cuenta que se estaba quemando?.
Ya sabes que siempre hay que echar la culpa a alguien, en este caso te tocó a tí por ocuparte de ella, claro que si nos ponemos a pensar y a ser justos ¿cuánto tiempo duraría si fuesen tus hijos quien se ocuparan de ella, se acordarían de que el bichito come? jajaja.
Besitos.

chus dijo...

Maria eres una asenina con premeditacim.yo en mi
casa tenia unas toguitas preciosas, cuidaditas, pero fui trabajar y alguien me dice que dan mala suerte uyyyyyy llegue a sasa t dije, FUERAAAAAA mi marido mi hija hicieron resintencia pero GANE. bESITOS

Javier Domingo dijo...

Me gustó la anécdota :P Me atrapó jaja

Un saludo...y suerte con las quejas!

Gala dijo...

Jajajajaja, homicidio sin premeditación diria yo... o era con? porque entonces sería asesinato...

Maria.. como me he reido!!
Y me he acordado de la iguana que dios sabe de donde se escapó... gigante como ella sola que de repente aterrizó en mi balcón.. al sol de mis plantitas... casi me da un infarto!!

Mi vecina de arriba y su marido bajaron a llevársela y la adoptaron.. desde luego yo ya habia cerrado mi casa a calycanto y no pensaba volver a salir al balcón...

Estoy contigo que la niña huele que apesta..porque yo.. como buena vecina subí a casa de la vecina a verla... ni harta de vino la tengo en casa!! que olor!!

Yo, querida Maria, te perdono.. fué un simple error...di que si... no confieses...si ella se frie, no haber sido tan comodona y no haberse puesto en la piedra calefactora...

Besitos mi niña.